sábado, 8 de noviembre de 2008

Génesis último

Todo empieza lógicamente. Nuestro viaje por este mundo se realiza sobre las vías de la lógica y el tren del sentido común. Desde pequeños nos instruyen, nos forman y nos moldean a su imagen y semejanza. Nos convierten en serviles abejas con el propósito de recoger polen y más polen para "endulzar" y crear más y más de su "empalagosa miel". Debemos aprender las reglas del juego, sin excepciones. A los pocos que se cuestionan o se plantean la idea de la libertad, son irremediablemente tachados con el mote de locos, histéricos, delincuentes, socialistas y vaya uno a saber cuantos otros más.

Cuando me refiero a libertad, no quiero decir "ser independientes", pues, queramos o no nunca lo seremos, ya que las formas de la creación nos han interconectado con todo y con todos en el universo. Hablo de una libertad de inteligencia, una capacidad de reflexión medianamente desarrollada. Pueden creerme, no son muchas las personas que poseen el don de la reflexión.

En este tiempo en que nos ha tocado la suerte vivir, existe un culto vergonzoso hacia lo veloz y lo eficaz. Hacia lo que produce con el mínimo costo de inversión, hacia lo bueno, bonito y barato. Somos migajas de tiempo esparcidas sobre la faz de la tierra. Es lo que nos ata indisolublemente al mundo físico en el cual toda esta obra se desarrolla.

Somos rehenes de la ciencia y la tecnología. Éstas en lugar de ser usadas para lograr un progreso armónico y beneficioso para todos los seres del planeta, son utilizadas por "las figuras oscuras" que ostentan el poder y sus esbirros en pro de la destrucción, con el fin último de satisfacer sus descomunales y dementes necesidades de riqueza y de, por supuesto, más poder.

Desde este humilde blog plantearé periódicamente preguntas, cuestiones, respuestas que nos conciernen a todos.

Ya ha empezado un nuevo BUM (parido on-line , por cierto), un nuevo despertar de ese letargo eterno en que la mayoría de las almas se encuentran. El primer paso para lograr superar la barrera del ostracismo en el cual vivos, es la reflexión. Es como bostezar por la mañana y abrir los ojos a un nuevo día de resplandeciente luz. El preguntarse por qué las cosas están como están y por qué vamos hacia donde vamos.

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